En primer lugar se definen los conceptos “sexo” y “género” para
determinar su relación con el ámbito económico y con el funcionamiento del
mercado de trabajo en particular.
En los ámbitos económico, profesional y laboral tradicionalmente se han
venido otorgando funciones y papeles distintos a los hombres y a las mujeres.
Las teorías, los enfoques y los argumentos utilizados en la valoración del
desarrollo económico se centran básicamente en indicadores que analizan la
producción de bienes y servicios para el consumo, pero ignoran el trabajo de
carácter reproductivo no remunerado, que ejercen las mujeres en sus familias y comunidades.
En los últimos cincuenta años han surgido diferentes estrategias de
desarrollo que han intentado ‘incorporar a la mujer’ desde diferentes enfoques”.
Al hombre se le ha considerado, desde tiempo atrás, como la persona ideal para cargos superiores, de fortaleza, liderazgo... a día de hoy las mujeres pisan con fuerza y lo que ofrecen equiparan resultados e incluso se dan casos en que superan a los hombres.
Segun estudios realizados se sabe que el 10% de mujeres que trabajan no reciben un salario fijo por dicho trabajo mientras que en hombres solo es un 5%.